Querido y Misericordioso Dios,
heme aquí, de nuevo a tus pies!
derrotado y afligido.
¡Oh, mi Redentor!
Siento que no merezco Tu misericordia,
pero la sangre que has derramado por mí
me anima y me obliga a esperar por ella.
Cuántas veces te he ofendido,
me arrepentí, y sin embargo,
de nuevo he caído en el mismo pecado.
¡Oh, mi Dios, me gustaría cambiar,
responde con generosidad y libertad
a tu llamado de ser tu testigo en el mundo.
Dame fuerzas y pureza renovada
para serte fiel, y poner toda mi confianza en Ti.
Que cada vez que me sienta tentado,
recurra al instante a Ti.
Hasta ahora, he confiado
en mis propias promesas y resoluciones
y he descuidado recurrir a Ti en mis tentaciones.
Esta ha sido la causa de mis repetidos fracasos.
La sagrada escritura nos dice:
Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres
y den a todos muestras de un espíritu muy abierto.
El Señor está cerca.
No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión
presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica.
Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar,
les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero,
noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso;
en todos los valores morales que merecen alabanza.
(Fil. 4, 4-9)
Desde hoy en adelante,
se Tú, oh Señor, mi fortaleza,
y con esto podré hacer todas las cosas mejor,
porque:
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Fil 4, 13)
Todopoderoso y Misericordioso Dios,
gracias por oír mi oración;
gracias por liberar mi corazón de las tentaciones
del desánimo, de la tristeza, de la desesperanza
y de los malos pensamientos;
Dame el auxilio de tu Espíritu Santo
para que mi cuerpo pueda llegar a ser
un hogar digno para Tu Espíritu Santo.
¡Amén!
Cuántas veces te he ofendido,
me arrepentí, y sin embargo,
de nuevo he caído en el mismo pecado.
¡Oh, mi Dios, me gustaría cambiar,
responde con generosidad y libertad
a tu llamado de ser tu testigo en el mundo.
Dame fuerzas y pureza renovada
para serte fiel, y poner toda mi confianza en Ti.
Que cada vez que me sienta tentado,
recurra al instante a Ti.
Hasta ahora, he confiado
en mis propias promesas y resoluciones
y he descuidado recurrir a Ti en mis tentaciones.
Esta ha sido la causa de mis repetidos fracasos.
La sagrada escritura nos dice:
Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres
y den a todos muestras de un espíritu muy abierto.
El Señor está cerca.
No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión
presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica.
Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar,
les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero,
noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso;
en todos los valores morales que merecen alabanza.
(Fil. 4, 4-9)
Desde hoy en adelante,
se Tú, oh Señor, mi fortaleza,
y con esto podré hacer todas las cosas mejor,
porque:
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Fil 4, 13)
Todopoderoso y Misericordioso Dios,
gracias por oír mi oración;
gracias por liberar mi corazón de las tentaciones
del desánimo, de la tristeza, de la desesperanza
y de los malos pensamientos;
Dame el auxilio de tu Espíritu Santo
para que mi cuerpo pueda llegar a ser
un hogar digno para Tu Espíritu Santo.
¡Amén!
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