martes, 18 de noviembre de 2014

Rosario Bíblico para la sanación

Estos misterios quieren ayudarnos a sentir el toque amoroso y sanador de Dios, especialmente cuando estamos en dificultades y debemos pasar por tristezas, dolores y angustias. Jesús sana porque quiere que nuestros cuerpos disfruten el amor inmenso que su padre tiene por nosotros y nosotras. Quiere mostrarnos que las enfermedades pueden enseñarnos a crecer en confianza, esperanza y fe en su poder sanador. Pueden rezar estos misterios en la quietud de sus casas, en contacto con la naturaleza, en los templos, en adoraciones al santísimo sacramento, en familia y en grupos parroquiales y eclesiales. Esperamos que estos misterios les ayuden en su camino de fe.
PAZ Y ALEGRÍA EN EL DIOS DE LA VIDA.



1er. Misterio: Jesús sana al Paralitico

Mc, 2: 1-12
Cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla.  Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, se te perdonan tus pecados."  …"Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue.

Es obvio que hubo mucha fe en esos hombres que se tomaron
la molestia de bajar a su amigo paralítico por el techo.
Tuvieron que vencer la verguenza de parecer locos y ponerlo delante de Jesús con la seguridad de que Él lo iba a curar.
Ese sí que fue un gran acto de amistad.
El no sólo recibió la curación física, sino también la espiritual.

 Padre Nuestro, 10 Ave Marías, 1 Gloria.

V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.


Por eso, pido a Dios que yo y la persona por la que estamos orando podamos tener la curación física y espiritual.

2do. Misterio: Jesús sana al epiléptico endemoniado

Mc 9, 17-29
"Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo.
En cualquier momento el espíritu se apodera de él, lo tira al suelo
y el niño echa espuma por la boca, rechina los dientes y se queda rígido. 
Entonces Jesús preguntó al padre: "¿Desde cuándo le pasa esto?" 
Le contestó: "Desde niño. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.
" Jesús le dijo: "¿Por qué dices "si puedes"? Todo es posible para el que cree."
Al instante el padre gritó: "Creo, ¡pero ayuda mi poca fe!"
Jesús dijo al espíritu malo: "Espíritu sordo y mudo, yo te lo ordeno: sal del muchacho
y no vuelvas a entrar en él."  El espíritu malo gritó y sacudió violentamente al niño;
después, dando un terrible chillido, se fue. El muchacho quedó como muerto.
Pero Jesús lo tomó de la mano y le ayudó a levantarse, y el muchacho se puso de pie.
"Esta clase de demonios no puede echarse sino mediante la oración".
Muchas veces el poder de Dios ha obrado y sanado donde la ciencia no pudo. 
Los milagros sólo pueden producirse por la fe. Estamos llamados a tener fe
y decir con el padre del muchacho Creo, pero ayuda mi poca fe",
eso debe animarnos a orar con más fervor.

 Padre Nuestro, 10 Ave Marías, 1 Gloria.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

Por eso, pido a Dios que yo y la persona por la que oramos tengamos más fe en Dios,
y para que Dios nos libere de todos los espíritus malos.

3er. Misterio: Jesús sana a los 10 leprosos

Lc. 17, 11-19
De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines
entre Samaria y Galilea, y al entrar en un pueblo,
le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia
y gritaban: 'Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.'
Jesús les dijo: "Vayan y preséntense a los sacerdotes."
Mientras iban quedaron sanos.
Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato
alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús
con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano.
Y Jesús le dijo: "Levántate y vete; tu fe te ha salvado.

El samaritano es el único de los diez sanados que volvió a dar gracias a Jesús. No era Judío y, sin embargo, Jesús lo curó. La biblia dice que hubo muchos no judíos que se curaron. Hay que recordar que Dios no discrimina por motivos de raza, religión, etc. Él ama a todos. Hay que acordarnos siempre de dar gracias.
1 Padre Nuestro, 10 Ave Marías, 1 Gloria.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

Por eso, ruego a Dios que yo y la persona por la que oramos siempre podamos dar gracias por lo que somos y tenemos ahora
y que el futuro sea siempre una oportunidad para confiar en el poder amoroso de Dios.


4to. Misterio: Jesús sana a la suegra de Pedro.

Mt 8, 14-19
Jesús fue a casa de Pedro; allí encontró a la suegra de éste en cama, con fiebre. Jesús le tocó la mano y se le pasó la fiebre.
Ella se levantó y comenzó a atenderle.
Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malos con una sola palabra, y sanó también a todos los enfermos. Así se cumplió lo que había anunciado el profeta Isaías:
Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.
Con la suegra de Simón Jesús es muy tierno. La cura con la palabra y con su suave toque. Un rabino cualquiera nunca se habría dignado acercarse a una mujer y cogerla de la mano para devolverle la salud, ni tampoco tocar enfermos. Un rabino jamás se habría dejado servir por una mujer. Jesús no solamente pone en cuestión estas reglas rabínicas, sino que invierte todos los presupuestos de las relaciones sociales, dando al "servicio" un nuevo estilo y un nuevo contenido.

Padre Nuestro, 10 Ave Marías, 1 Gloria.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

Por eso, ruego a Dios que yo y la persona por la que oramos podamos ser siempre servidores confiados y agradecidos.


5to Misterio: Jesús sana a Malcus, el siervo del sumo sacerdote

Jn 18, 10-11 (Lc 22, 51)
Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les dijo: "¿A quién buscan?"
Contestaron: "A Jesús el Nazoreo."
Jesús dijo: "Yo soy." …Cuando Jesús les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron al suelo.
Les preguntó de nuevo: "¿A quién buscan?"
Dijeron: "A Jesús el Nazoreo."
Jesús les respondió: "Ya les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan."
…Simón Pedro tenía una espada, la sacó
e hirió a Malco, siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. 
Jesús dijo a Pedro: "Coloca la espada en su lugar.
¿Acaso no voy a beber la copa que el Padre me ha dado?"
Y tocando la oreja del hombre, lo sanó.
Este es el último milagro de sanación de Jesús antes de morir. Jesús se opone hasta el final a todo acto de violencia y odio. Él sana a alguien a pesar de que está a punto de ser torturado y asesinado. Malcos no era culpable de estar allí, sólo obedecía las órdenes de su amo. Su curación es una muestra del inmenso amor que Dios tiene sobre todos, los buenos y los malos.

 Padre Nuestro, 10 Ave Marías, 1 Gloria.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

Por eso, ruego a Dios que yo y la persona por la que estamos rezando
podamos siempre saber que Jesucristo sufrió por nosotros
y está dispuesto a sanarnos si se encuentra dentro del plan de Dios para nuestra salvación eterna.